
Refugios turísticos
10 septiembre 2021
Arquitectura de hoteles
Como exploradores de la ciudad nos movemos entre paisajes, territorios, culturas y saberes, siempre en la búsqueda de ese lugar inesperado, sorprendente, capaz de enamorarnos como experiencia única e irrepetible.
El turista viaja por placer y se enfrenta a paisajes bajo una mirada curiosa -y también ansiosa-, que en un primer impulso intenta devorar la cultura local. Asimismo, este turista tiene la necesidad de refugiarse y es ahí cuando los hoteles, hostales o posadas se vuelven protagonistas de su viaje. Estos lugares forman una parte importante de su experiencia, integrándose siempre al recuerdo de los distintos sitios visitados.
Los hoteles son lugares diseñados para acoger a quien por un tiempo abandonó su morada, aportándole ámbitos reconocibles de estancia y circulación, tipos concretos de servicios y modalidades repetidas de comunicación. Es en la estandarización de ciertos espacios propios -familiares a cualquier habitante del planeta- donde se hace manifiesto su éxito, brindando seguridad y reconocimiento de recorridos, aún cuando pueda entenderse –por su condición de estructura repetible hasta el hartazgo y de espacios cargados de cliché– en un posible “no lugar”, definición aportada por Marc Augé [1] para ciertos programas contemporáneos como los aeropuertos y los shopping centers.
A pesar de esto, los hoteles también han tenido que transformarse de acuerdo a la manera en que hoy se concibe el resguardo. En décadas anteriores, los hoteles se catalogaban dentro de un lenguaje de diseño internacional, que intentaba un modo de habitar aceptable para turistas pertenecientes a diversos sitios del globo y, por ende, definiendo también ciertas maneras recurrentes de hacer turismo. Como proyectos arquitectónicos, estos se sumergían en la idea de una identidad propia fundada en la marca, en el tamaño de los espacios y en los niveles de servicio alcanzados, repitiendo de manera indefinida este esquema como garantía de éxito.
La experiencia se iniciaba siempre puertas adentro del espacio arquitectónico desestimando. Por ejemplo, el encanto de muchas posadas y espacios turísticos locales, los vínculos con el entorno urbano y ciertas dimensiones culturales que podrían establecer nexos más profundos con el lugar de enclave.
Hoy, la propuesta hotelera requiere de mayor complejidad. La ciudad es entendida como el escenario múltiple y variado de la arquitectura, donde el diseño se impregna de distintas dinámicas y culturas. Los hoteles contemporáneos buscan ser protagonistas de la permanencia del huésped en la ciudad, más allá del alojamiento, promoviendo una experiencia que se derive también de todas las actividades de su interior. Por tanto, el hotel se convierte en ese espacio que cobija al visitante y le proporciona el descanso necesario para continuar su jornada, al tiempo de poder permanecer en él y servirse de su oferta de amenities. Su imagen exterior es igualmente fundamental como factor de identidad y carácter, así como también de diferenciación respecto de la competencia.
En ambos sentidos, los hoteles emplazados en las zonas urbanas de Montevideo se han consolidado como hitos de la arquitectura contemporánea, tanto en materia de proyecto general como de diseño en interiores y mobiliario. Una muestra de ello, es el Hotel Hampton by Hilton, ubicado sobre la avenida Las Américas, próximo al Aeropuerto Internacional de Carrasco, proyectado por el estudio Gualano + Gualano Arquitectos, durante el año 2015.

Hampton by Hilton Montevideo, Carrasco
El edificio está compuesto por un volumen prismático, recubierto con una piel de para-soles de vidrio, que se apoya sobre un gran zócalo realizado en acero “corten”, elemento que le aporta un factor de fuerte identidad. El volumen prismático contiene la crujía de habitaciones, en él se destaca la complejidad de la textura que recubre las dos fachadas más extensas, donde la piel se comporta como una obra cinética, con movimientos constantes que surgen a partir del desplazamiento y, sobre todo, a medida que el usuario se acerca a él. En contraste, los dos testeros o fachadas más cortas se han trabajado en hormigón visto, con una interesante composición de calados pero bajo predominio de lo opaco.
El resultado es singular y distintivo de lo creado por esta cadena hotelera en otros territorios. Los espacios interiores mantienen un lenguaje vanguardista e internacional, pudiendo conectar al visitante con otras propuestas hoteleras, al tiempo que lo hacen con suficiente identidad en relación espacial. Los muros recrean escenas actuales de Montevideo y Carrasco, que han sido capturadas por Andrea Sellanes Carretto –fotógrafa y arquitecta uruguaya, que representó a Uruguay en la candidatura del candombe como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, UNESCO (2009)- y se encuentran en cada una de las habitaciones, aportando identidad local a los espacios.
Otro de los espacios representativos de este tipo de hospedajes dentro de la ciudad, es el Hotel Garden Inn, el primero de la cadena Hilton en Uruguay, obra del estudio Gómez Platero Arquitectos. Este es uno de los hoteles más visitados por los turistas, dentro del ámbito central de la ciudad, por encima de muchos otros que se encuentran sobre la costa. Se ubica dentro de complejo de edificaciones cuyo eje es el Montevideo Shopping Center, aportando a un espacio urbano –al que Augé no dudaría en identificar como verdadero “no lugar”- un factor de individuación logrado por diferenciación volumétrica y calidad de diseño.

Hilton Garden Inn, Montevideo
El edificio se despliega a partir de una planta de forma triangular que se materializa en un cuerpo-proa. Su base apela a una imagen sólida mediante una chapa microperforada, que le otorga al hotel un cuidado aroma industrial. El plano noble es, en parte, un muro cortina de cristal reflejante que si bien aporta carácter atemporal, conecta al edificio con su entorno mediante reflejos de las arquitecturas próximas. Pocos espacios se han transformado más dentro de nuestra urbe como este ámbito de Pocitos, que con su nueva hotelería ofrece también una oportunidad de conectar al turista con la costa y el mejor conjunto de infraestructura y servicios de la ciudad.
Dentro del centro urbano, se localiza otro de estos singulares enclaves: el Hotel Orpheo, proyectado por el equipo de Estudio 5 Arquitectos, liderado por el Arq. Ivan Arcos. La obra se emplaza frente al Auditorio Nacional del Sodre Dra. Adela Reta y ambos construyen un ámbito contrastante entre el lenguaje histórico de sus alrededores y una propuesta que atrae a un público diverso y, por tanto, a un turista que se interesa en la complejidad urbana de Montevideo.

Hotel Orpheo Express
Puertas adentro, la experiencia es enriquecedora por demás. El acceso al edificio se define a través de un mural realizado por el artista uruguayo Osvaldo Leite, conocido por sus retratos de princesas, duques, condesas, barones y marqueses europeos. Para este espacio, Leite ha diseñado una pieza profundamente cromática, con formas abstractas que conjugan vacíos y llenos y permiten visualizar a su través el resto de la planta baja, con un lenguaje “hiperlocal” [2] que atrae al visitante y lo invita a conocer la cultura del país.
Es evidente que el diseño interior y exterior entró en la aventura de observar, abrió las puertas a la cultura de la ciudad, al territorio y al paisaje natural, mostrando sus variados matices. Vivir la aventura de explorar, también invita a mirar sin límites. Sumergirse en el placer de experimentar es ahora la aventura del turista, pero también del montevideano que quiere salir de su rutina y hacer uso de los servicios de esta nueva hotelería.
[1] Augé M. Los no lugares. Espacios de Anonimato. Ed. Gedisa. Barcelona. 2015.
[2] Hiperlocal en referencia al texto Ciudad Genérica de Rem Koolhaas.
