Sesc Popmeia, Lina Bo Bardi

Arquitectura y género

26 junio 2021

Podría decirse que actualmente todas las disciplinas tienen una deuda historiográfica impostergable: la deuda con la mujer. La arquitectura no es una excepción. Falta dar el lugar que corresponde a la sensibilidad y la actuación femenina en el relato de su historia.

Pensar en la arquitectura como un espacio creativo, revolucionario y abierto siempre al cambio no impide aceptar que su historia disciplinar esconde todavía un gran silencio, enteras y notables trayectorias ocultas e importantes actores invisibilizados. Los grandes libros, tratados, manifiestos, escritos teóricos o discursos de carácter histórico están en falta: deben todavía un cuerpo de conocimiento e información acerca de distintos protagonistas y, en particular, del ejercicio de proyectar arquitectura del que formaron parte muchas mujeres que aún están invisibilizadas.

 

Es verdad que la integración femenina al cuerpo profesional es tardía. Es tan solo en el siglo XVII que identificamos a una italiana, llamada Plautilla Bricci. En un segundo lugar, a la sombra de su hermano Basilio, arquitecto y pintor, sabemos que Plautilla proyectó la capilla de San Luis en Roma, así como una conocida Villa, llamada Villa Benedetti, constando de ambas obras su nombre como proyectista en los contratos.

 

Plautilla Bricci

Plautilla Bricci, la primera arquitecta cuyo nombre consta en los contratos.

 

Aquellos tiempos del barroco eran tiempos de integración de arquitectos y pintores, así como de diversos actores que luego serían muchas veces marginales, como es el caso, además de las mujeres, de tantas figuras importantes de origen indígena y negro que sabrían actuar en América más que en Europa. Recordemos también que el barroco dio lugar al ejercicio de importantes pintoras como Sofrosisha Anguissola o Artemisia Gentileschi en Italia, Clara Peters en Flandes y la famosa Roldana, escultora escultura española de fuste, que serán determinantes muchas veces en la definición de espacios arquitectónicos ya que sus obras decorarán capillas y otros edificios.

 

Los dos siglos siguientes parecen cerrarle la puerta en la Europa mediterránea e ilustrada a la mujer en el ejercicio del arte y la arquitectura, salvo excepciones. El escenario de una arquitectura proyectada por mujeres parece trasladarse a la Europa nórdica, en países como Finlandia, donde, a fines del siglo XIX, muchas logran diplomarse como arquitectas y ejercer la actividad de proyecto. Tal es el caso de Aino Aalto, esposa de Alvar Aalto, quien tendrá un importante papel en la obra que se le atribuye casi exclusivamente a su marido.

Aino Aalto

Aino Aalto, arquitecta y diseñadora finlandesa. Esposa de Alvar Aalto, a quien se atribuyen sus trabajos.

 

Antes en el siglo XIX la historia recoge algunos nombres como el de las hermanas Mac Donald, pertenecientes a la escuela de Glasgow, más conocidas por su trabajo en interiorismo. Parecería que hasta bien entrado el siglo XX la mujer tenía, como espacio concreto dentro de la arquitectura, el interiorismo, la decoración y a veces el diseño de muebles como exclusivo espacio de acción. En este plano, muchas veces desarrollaron, como Anna Muthesius, aunque la posteridad recogería solo el nombre de Hermann, su marido.

 

Luego de la Segunda Guerra Mundial aparecen muchos nombres que llegan hasta los más próximos tiempos contemporáneos, desde Eileen Gray, destacadísima diseñadora irlandesa, Lina Bo Bardi, hasta llegar a nuestros días con nombres como el de Gae Aulenti o Zaha Hadid, que no requieren presentación alguna.

Lina Bo Bardi

Lina Bo Bardi, reconocida arquitecta italiana, de importante actuación en Brasil

 

En nuestro país surge surge el nombre de Julia Guarino, quien se recibe como la primera mujer arquitecta. Aquí también nuestra historiografía es parca en señalar el rol de talentosas diseñadoras y proyectistas como Perla Estable, quien posiblemente jugó un papel sumamente importante en la reconocida arquitectura que siempre le asignamos a Mario Payssé Reyes o Nelly Grandal, responsable tanto como José Scheps de una obra moderna refinadísima o aún, ya en el campo del pensamiento urbano, a los trabajos de Cristina Andreasen.

 

Julia Guarino

Julia Guarino, primera arquitecta uruguaya.

Hay, en fin, otros campos distintos donde muchas arquitectas uruguayas se destacaron, como fue el caso de Livia Bocchiardo – en el campo de la investigación histórica – pero toda lista es, al menos hasta ahora, siempre discriminatoria e injusta. Toda selección es arbitraria y subjetiva. Es momento de asumir que la historia de la arquitectura tiene una tarea pendiente y un rol fundamental en este proceso de visibilización de la figura femenina, que debe empezar de una buena vez.

 

Luisa Guarino Sello Postal

Luisa Guarino. Sello Postal

 

Imagen destacada: SESC Pompeia, Sao Paulo. LINA BO BARDI

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Escrito por:
William Rey Ashfield
William Rey Ashfield